Entre tradición cerámica e innovación sostenible

Tiempo de lectura minutos

El Centro Stile Marazzi nos presenta el alma de Terramater, una colección cerámica que entrelaza innovación y memoria, sostenibilidad y sensualidad material. Nacida del deseo de valorizar las arcillas rojas del territorio de Sassuolo y celebrar los cincuenta años de la patente Marazzi sobre la monococción rápida, Terramater es mucho más que una superficie: es un homenaje a la cerámica de los años 70, reinterpretada en clave contemporánea.

¿Qué les inspiró en la creación de la colección Terramater?

Terramater es el resultado de un largo proceso de investigación sobre materias primas, esmaltes, colores y superficies. Nace del deseo de recuperar las arcillas rojas típicas del territorio de Sassuolo, Módena, donde nació la empresa, y de crear un producto con gran parte de materias primas recuperadas. También representa un tributo a los cincuenta años de la patente Marazzi de la monococción rápida, que en 1974 supuso un avance tecnológico en la historia de la cerámica industrial, permitiendo un único paso en los hornos en lugar de dos para obtener el producto terminado, reduciendo notablemente los tiempos y el consumo energético.

¿A qué ambientes habían pensado durante el desarrollo de Terramater?

Terramater está concebida para quienes buscan superficies auténticas, imperfectas y materiales cálidos que invitan al tacto. Es una colección que une tradición e innovación, ofreciendo un producto sensual y matérico que, también en su estética, rinde homenaje a las cerámicas de los años 70, saturadas de color, en clave contemporánea y decorativa.

Terramater se realiza mediante un proceso especial de esmaltado. ¿Podrían explicarlo?

El aspecto tan matérico de Terramater surge de un esmaltado particular: esmaltes, granillas y óxidos naturales se funden con la arcilla roja durante la cocción, creando efectos únicos que evocan los procesos de cocción de la cerámica tradicional.

¿Cómo habéis definido una paleta cromática tan intensa?

La paleta cromática de Terramater surge de la reacción entre tierras coloreadas y óxidos naturales. Son tonalidades plenas e intensas, diseñadas para ofrecer una amplia libertad compositiva, también gracias a las estructuras decorativas donde las variaciones tonales son más marcadas.

¿Qué materias primas se emplean en Terramater? ¿Qué ventajas aportan?

La colección nace de una elección consciente de materiales: el 60 % está compuesto por material reciclado y se utilizan arcillas rojas locales, de proximidad. Una solución sostenible que reduce el impacto ambiental y confiere al producto una estética auténtica, con un carácter artesanal, donde la imperfección se convierte en un signo distintivo.

¿Qué consideraciones tuvieron en cuenta al elegir los formatos de las baldosas?

Hemos elegido formatos modulares —un cuadrado y dos rectángulos— para ofrecer la máxima libertad creativa. Y, por primera vez en la colección Crogiolo, los formatos son un poco más grandes, pensados para revestir también suelos y grandes superficies.

La colección propone diversas texturas. ¿Qué importancia tiene la sensación al tacto?

La sensación al tacto es fundamental. Con texturas como Ritmo y Losanga, Terramater invita a ser tocada. Ritmo juega con crestas tridimensionales que aportan movimiento a la pared, mientras que Losanga se inspira en motivos clásicos donde la libertad compositiva del ritmo de colocación se convierte en un valor añadido importante para el proyectista.

¿En qué medida pueden los azulejos modificar el efecto espacial de un ambiente?

Muchísimo, las superficies de Terramater poseen una presencia contundente: el brillo, la riqueza material, todo contribuye a conferir personalidad y profundidad a los espacios. No se trata solo de revestimientos, sino de auténticos protagonistas del espacio, capaces de redefinir su atmósfera.