Una de las tendencias más populares en el diseño de interiores residenciales es la vuelta a los materiales y los estilos que marcaron épocas del pasado. Entre ellos, el diseño de los cincuenta goza de una popularidad renovada gracias a una estética atemporal que logra combinar funcionalidad y estilo. Las líneas geométricas de las decoraciones y los muebles que creaban ambientes vivos y dinámicos ahora se renuevan con colores menos llamativos y más naturales. Los acabados de madera clara y un amplio uso del metal, cromado o pintado, se combinan con materiales de revestimiento matéricos e imperfectos, elaboraciones tradicionales y superficies cambiantes y destonificadas. En general, se regresa al decorativismo: boiseries, paredes donde campean revestimientos de cerámica o papel pintado, tejidos de fantasía y alfombras. La lectura del recuerdo en clave contemporánea se traduce en una sensualidad inédita de los materiales.
En un mix & match de referencias históricas pertenecientes a nuestra cultura de los materiales más extendidos y comunes, vuelven con fuerza las baldosas hidráulicas, que contribuyen a crear una atmósfera retro pero más atenta a la sostenibilidad y la eficiencia de los materiales. Las baldosas hidráulicas conquistan los espacios domésticos, tanto en el suelo como en las paredes, con la propuesta variada de motivos y colores que las distingue y las ha hecho tan célebres. Pueden utilizarse tanto en ambientes modernos, donde aportan un toque de originalidad y carácter, como en entornos más tradicionales, donde resaltan la belleza de un diseño atemporal. La posibilidad de combinar motivos geométricos, colores vivos y texturas diferentes convierte las baldosas hidráulicas en un elemento ideal para personalizar los espacios a la vez que se mantiene un vínculo con el pasado.
A tal efecto, la serie Crogiolo propone diferentes soluciones. La colección ArtCraft apuesta por redescubrir el carácter matérico del cotto mediante una serie de formatos pequeños y decoraciones que reproducen la variedad y las formas de los elementos tradicionales, dando a la colección un aspecto a un tiempo novedoso y familiar. Los motivos —desde los rombos y los círculos tono sobre tono hasta los trazos más marcadamente decorativos— remiten a otros ya conocidos pero que al mismo tiempo resultan contemporáneos y permiten obtener un juego continuo entre colores, decoraciones y texturas. Por su parte, la colección Memoria combina las tonalidades marcadas del blanco, el azul marino y el negro con fondos semimates o muy brillantes, aportando una insólita originalidad a los tradicionales motivos decorativos geométricos o más naturalistas.
Las viviendas se embellecen con superficies que invitan al tacto y con materiales cálidos y productos que cuentan una historia. La colección Crogiolo Lume fue una de las primeras en reinterpretar la cerámica industrial con el sabor de lo “hecho a mano”: una superficie densa de esmalte, muy brillante e imperfecta que brinda a las paredes un color profundo y tornasolado. Aumenta el deseo de recuperar el material en su forma más pura, percibiendo la imperfección y el defecto como un valor añadido. En este sentido, la colección Crogiolo Terramater retoma la referencia de las arcillas rojas del territorio de Sassuolo, de origen 100% italiano, con un 60% de material reciclado. La cerámica presenta una superficie extremadamente brillante y matérica, gracias a la presencia de distintas gravas en el esmalte, que aportan un aspecto vibrante, artesanal y cargado de memoria y emociones.
En esta tendencia que redescubre los ambientes de la memoria, los materiales adquieren una dimensión narrativa que los convierte en protagonistas del espacio, con juegos decorativos que enriquecen los ambientes más variados, desde los clásicos hasta los más contemporáneos, con un modernidad atemporal.