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La nueva Terminal Central del aeropuerto de la ciudad, la primera del continente africano por número de turistas y una de las mejores del mundo por la calidad de los servicios prestados a los pasajeros, constituye la perfecta transposición arquitectónica de este genius loci, impregnado de ligereza, elegancia y espíritu de acogida. Inaugurado en su integridad un mes antes del comienzo de los Mundiales, el enorme paralelepípedo acristalado conecta las dos alas que ya existían previamente —dedicadas al tráfico doméstico e internacional, en parte remodeladas— y, gracias al eficaz sistema centralizado de distribución del flujo de pasajeros y equipajes que ocupa todo el hall de la primera planta, es el verdadero corazón del aeropuerto. Rematado por un amplio techo curvado cortado en la fachada de entrada por una esbelta marquesina de doble ala, el edificio, por su personalidad resuelta y su carácter no invasivo, constituye un auténtico hito de la construcción urbana. Nada tienen que envidiarle a la fachada los elegantes y luminosos interiores, realizados para brindar el máximo confort y visualmente uniformados por nada menos que 40.000 metros cuadrados de pavimentación con gres porcelánico de la serie GM de Marazzi, encargado ex profeso por los constructores con la intención de dar realce al proyecto con cerámicas de calidad de diseño italiano. La superficie levemente estructurada del gres remite a las tramas de la piedra y satisface los exigentes requisitos de resistencia al desgaste y al deslizamiento indispensables en un lugar de tráfico intenso que, según las previsiones, ya antes de 2015 va a estar recibiendo a más de quince millones de pasajeros al año.
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