En Chambéry, las dos proyectistas e interioristas francesas de Atelier Piola firman la reforma de un piso de los años 50 que conserva la atmósfera original de la época gracias a toques vintage y al gres con la decoración Ghiara Palladiana. El resultado es una combinación de materiales diferentes que crean contrastes cromáticos de gusto bohemio, escogidos con elegancia y equilibrio
Rediseñar el interior sin modificar la atmósfera. El piso en cuestión data de los años 50 y ha sido reformado por las dos proyectistas e interioristas francesas Léa Bruneau y Johane Jean, fundadoras del estudio Atelier Piola de París.
Estamos en Chambéry, una localidad francesa que en tiempos fue la capital de Saboya. El telón de fondo de esta casa son las mesitas de las terrazas de las cafeterías, las calles estrechas y los edificios señoriales, la famosa fuente de los Elefantes y la preciosa catedral de San Francisco de Sales, además del castillo, antigua residencia de los condes y duques de Saboya.
La esencia del entorno perdura en el proyecto arquitectónico: “Hemos tenido que rediseñar cada espacio —cuenta la arquitecta Johane Jean—, pero para mantener la personalidad cálida y acogedora de este piso optamos por una renovación conservadora, que tuviera un carácter contemporáneo, pero que al mismo tiempo mantuviera su espíritu vintage”. En una mezcla equilibrada de materiales innovadores y complementos con inspiraciones diferentes, combinados con contrastes cromáticos de gusto bohemio, las decisiones de Atelier Piola han contribuido a darle un sentido definitivo y armónico a los ambientes.
El corazón de la vivienda es la sala de estar, que destaca por su personalidad. “Para dar amplitud y propiciar la entrada de más luz, hemos abierto el espacio por completo a fin de crear una generosa sala con cocina a la vista, con muebles diseñados por un carpintero —explica Johane—. Para la pavimentación, hemos elegido la colección Grande Marble Look Ghiara Palladiana, en el formato de 120×120 cm de 6 mm de grosor y acabado mate, tanto para el motivo gráfico como para el efecto retro. En cambio, la encimera de la cocina proviene de un marmolista de la región de Annecy”, continúa la arquitecta.
El suelo de la cocina, al igual que el de la zona de servicios (revestido con gres imitación piedra de Mystone Limestone, con el acabado Sand Velvet) debe ser resistente y duradero, con un porcentaje de absorción de agua cercano a cero. “El gres porcelánico tiene una materialidad interesante y conjuga estética y funcionalidad. Este producto lo utilizamos mucho en nuestro trabajo porque también ofrece gran facilidad de mantenimiento y limpieza, características que no debemos menospreciar al pensar en la vida diaria”, concluye Johane.
Por lo que respecta al estilo, un elemento importante de la escuela francesa es ese je ne sais quoi, esos pequeños detalles, casuales solo en apariencia, que contribuyen a crear una atmósfera doméstica perfecta. Asimismo, el color elegido para algunas de las paredes, a medio camino entre un aguamarina intenso y el azul turquesa, es una tonalidad apreciada por los maestros del s. XX y por los modernos gurús del interiorismo, y logra aportar carácter al conjunto. “Para nosotras, la arquitectura de interiores es un juego de colores y materiales”, explican las proyectistas de Atelier Piola. Y, a juzgar por el resultado, no nos cabe duda de que es verdad.