Bienestar y sostenibilidad: el proyecto de rehabilitación de la sede de Prysmian en Milán

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Bienestar y sostenibilidad: el proyecto de rehabilitación de la sede de Prysmian en Milán

Un viejo complejo industrial acoge nuevos espacios de trabajo diseñado por el arquitecto Maurizio Varratta

A veces sucede que un proyecto logra reunir muchas de las diversas características propias de la modernidad: la necesidad de ahorrar suelo urbano, denso y precioso; la acogida del diálogo, delicado e inevitable, entre lo viejo y lo nuevo; el uso correcto de los recursos, tanto si son materiales como energéticos.

Como siempre, es bueno referirse a un caso real. Hablamos del proyecto de la nueva sede de Prysmian en Milán, inaugurada a finales del 2016, firmado por Maurizio Varratta y centrado en la valorización de un viejo edificio industrial que había sido objeto de varias intervenciones de transformación que a la larga habían resultado poco eficaces y escasamente convincentes.

En 2011 la propiedad, orientada por el proyectista, pone por fin sobre el papel las necesidades reales de uso del espacio que se quería rehabilitar funcional y arquitectónicamente y comienza la intervención de transformación.

La intervención estructural, arquitectónica y de instalaciones alcanza la elevada calidad prevista en el proyecto gracias a un empleo cabal de los recursos y a la evaluación de los distintos elementos en juego: la necesidad de conservar intactas algunas preciosas construcciones ya existentes, la voluntad de aprovechar de la mejor manera factores medioambientales como la orientación de los edificios y —no menos importante— el estudio de la relación entre los distintos materiales utilizados para revestir las superficies horizontales y verticales.

Los azulejos de gres rectificados de una colección de efecto tejido realizado ex profeso por Marazzi, de trama suave e insólita, se revelan capaces de conformar —dentro de los volúmenes acristalados de los invernaderos— un marco gráfico de un actualísimo color antracita en torno a las zonas verdes o a las áreas cubiertas con suelos de parqué.

Los lugares de tránsito y los de parada, de este modo, se identifican fácilmente y, al mismo tiempo, se benefician estéticamente del juego de tejedura superficial establecido con la luz natural proveniente de las amplias aberturas de la cobertura.

Dentro de las oficinas y en los demás espacios colectivos el suelo antracita en el formato de 60 x 60, en combinación con el blanco elegido para el acabado de las varias decoraciones, ofrece un contraste cromático vistoso pero no excesivo. El equilibrio viene dado por el gris del revestimiento, en este caso en el formato de 30 x 60.

La elección presenta indudables ventajas en la definición de las características de bienestar de los espacios interiores. Veamos las imágenes de la realización.