Del 26 al 30 del pasado mes de septiembre, Marazzi abrió las puertas de su sede de Sassuolo a un amplio público italiano e internacional para dar a conocer sus espacios, reinterpretados como recorrido experiencial que narraba la historia manufacturera de la marca y las novedades de productos.
Ideas de arquitectura
En la entrada del recinto de producción, una serie de portales diseñados por Magma Studio daban la bienvenida al público.
Lienzos de gran tamaño que interpretaban las nuevas ideas para los espacios urbanos y domésticos: una dimensión metafísica formada por luces y sombras, texturas y colores; un lenguaje visual que confía en la identidad estética de los productos de Marazzi.
Esta zona de paso acompañaba a los visitantes hacia los espacios otrora destinados a los laboratorios y la logística, de camino a la sala de exposición, todos ellos transformados en un auténtico Design District con motivo de esta ocasión. Una sucesión de cómodos espacios multiformes donde los visitantes procedentes del mundo entero pudieron interconectarse, descubrir las nuevas colecciones y tendencias, conocer de la mejor manera la marca y su vocación por la innovación y la experimentación.
Una sala de exposición al aire libre
La sala de exposición de Marazzi se ha renovado tanto interna como externamente, con un total de más de 2000 metros cuadrados completamente remozados.
Un verdadero “atelier de cerámica” donde trabajar con una gama infinita de colores, motivos, texturas, efectos de luz y 3D, experimentando en un ámbito creativo ilimitado.
La instalación proporcionaba un avance de las tendencias y sugerencias de combinación. En las cuatro grandes torres presentes en la entrada del espacio, un proyecto propiamente dicho albergaba múltiples combinaciones de formatos y superficies diferentes con tonalidades en contraste o tono sobre tono. Lo mismo cabe decir de la nueva zona de la colección Grande, dedicada íntegramente a las nuevas placas y a la amplia gama de superficies y acabados, y así hasta llegar al Archilab, una biblioteca que recoge cientos de productos, donde se puede mezclar distintos materiales, colores y superficies para satisfacer todo tipo de proyectos.
En la zona exterior se exponían nuevas propuestas de colocación y acabados de imitación de materiales para las fachadas ventiladas y los pavimentos sobreelevados que protagonizaban los portales exteriores. Ambos representan soluciones —incluso con servicio ‘llave en mano’— que responden a las exigencias de la construcción de última generación.
El futuro expuesto en el Design Lab
Concebido como una exposición museística, los soportes y las amplias superficies blancas acogían a una única gran protagonista en el Design Lab: la colección de nuevos productos de Marazzi. La sucesión de grandes pizarras evocaba el perímetro del antiguo laboratorio, trazando el recorrido mediante una gran partición curvilínea central. La instalación se completaba con un orden ininterrumpido de estantes de pared y una serie de islas en el suelo que albergaban múltiples moodboards. Las elegantes e inesperadas combinaciones de decoraciones y texturas desvelaban nuevas tendencias de inspiración para descubrir las nuevas propuestas de Marazzi.
Continuidad con el pasado
En los años 80, el Crogiolo era el centro de investigación donde Marazzi experimentaba con técnicas artesanales y artes aplicadas al material cerámico. Una fragua de ideas que supo adelantarse a su tiempo y que recibió a artistas, arquitectos, fotógrafos y estilistas.
Dando continuidad a la historia manufacturera de la marca, en los espacios de la Gallery era posible asistir a la realización de soluciones artesanales, formas e ideaciones gráficas, en compañía de los ceramistas de la empresa. A través de una serie de mesas de trabajo se compartieron las creaciones “ready made” con partes en relieve, moldes con decoraciones, variaciones geométricas, colores y tonalidades, superficies texturizadas realizadas con técnicas artesanales en un flujo creativo y experimental ininterrumpido que en Marazzi se confronta desde siempre con los procesos de producción y el planteamiento industrial.
The Top conquista el espacio
A lo largo del recorrido del Design District también se instaló una sala de exposición enteramente dedicada a las placas The Top, la colección de gres porcelánico de formato grande y 6, 12 o 20 mm de grosor, pensada para revestir encimeras de cocina, mesas, salpicaderos y elementos de la decoración.
Desde la recepción de la entrada, similar al vestíbulo de un hotel de lujo, una serie de variaciones temáticas se extendía por la cercana librería, la escalera y los tabiques, realizados mezclando las numerosas variantes que ofrece la colección The Top. La zona “Living Kitchen”, ubicada a espaldas de la recepción, se había diseñado para recibir a los clientes, que podían visitar una secuencia de ambientes completada por una habitación de hotel y un cuarto de baño.
Para finalizar el gran espacio de The Top, todas las paredes perimetrales y algunos tótems mostraban una sorprendente secuencia de placas de 160×320 cm con todas las variantes del catálogo.
Styling: Irene Arescaldino