La emergencia sanitaria ha puesto el acento en la higiene del aire que respiramos y de las superficies que tocamos. Esto, a su vez, ha dado un acelerón a la propuesta de nuevos materiales y acabados.
Tan actual como nunca, el segmento CMA (que son las siglas de Colores, Materiales y Acabados) indica un ámbito proyectivo del diseño industrial que se centra en la identidad cromática, táctil y decorativa de los productos y los espacios. En este sector, han sido determinantes los estudios de Clino Trini Castelli, así como los de Ettore Sottsass y Andrea Branzi, que en los años setenta y ochenta trabajaron mucho con la identidad de los nuevos materiales de la época (plásticos, laminados, etcétera). Ahora estamos presenciando una nueva revolución cuya transición cultural necesitará ser dirigida y guiada, y para ello la tecnología representa un medio extraordinario.
¿Cuáles son las nuevas fronteras del diseño de superficies?
El tema más actual es el del tacto. La emergencia sanitaria ha puesto el acento en el tacto y el olfato, en la calidad y la higiene del aire que respiramos y las superficies que tocamos.
Todos los productos que hagan patente su dimensión higiénica y activa en materia de ecología y acción antibacteriana darán un gran paso adelante en los mercados de referencia.
Otro tema es el de las capas tecnológicas que pueden incorporarse en las superficies, como demuestran las empresas cerámicas que en los últimos años han hecho grandes avances en la realización de soluciones antibacterianas, antideslizantes, toda masa y decorativas, utilizando incluso la impresión full digital. La digitalización y los nuevos procesos de producción ofrecen la posibilidad de experimentar fuera de lo cotidiano, de lo habitual. Pongamos un ejemplo: fuera de la propuesta de acabados lavables, el mundo de las esponjas y de los productos porosos nunca había entrado en el mercado, pero cuando Rem Koolhaas colocó la espuma de aluminio a la vista en la Fundación Prada le abrió el camino a una nueva estética y a una categoría entera de productos que jamás habríamos visto en esta dimensión.
Entonces, ¿el papel de trendsetter lo tienen los proyectistas y las empresas?
Las grandes empresas también tienen esta misión de crear productos innovadores que marquen tendencias, que estén abiertos a nuevos lenguajes.
Uno de los intercambios más fructíferos es con el mundo de la moda, casi sobra decirlo. Los accesorios de moda y los acabados para los accesorios son lo que más se parece al mundo de la tactilidad de las superficies para interiores. Las tendencias de la moda suelen llegar al sector del interiorismo aproximadamente un año y medio más tarde.
El mundo de la cosmética también se adelanta a las tendencias que luego encontramos en otros sectores. Las cremas tienen texturas y consistencias nuevas (powdered, polish, glossy, etcétera). Estirando un poco el concepto de «acabado», cuando aceptamos estas texturas sobre nuestra piel, significa que estamos listos para adoptarlas en los objetos que usamos o en la decoración y las superficies de los lugares donde vivimos.
Más que en las tendencias, habría que concentrarse en los cambios culturales, que requieren más tiempo y que están más relacionados con el mundo de la construcción que con el de la decoración. La arquitectura de interiores y el interiorismo son ámbitos diferentes y evolucionan de forma distinta.
¿Qué aspectos cambiarán profundamente la forma en que percibimos y elegimos las superficies?
En nuestros espacios ha cambiado el paisaje luminoso: les hemos abierto las puertas de casa a los LED y los OLED, y eso significa que debemos estudiar los acabados de manera diferente. La superficie no consiste solo en el tacto físico, sino también en el tacto visual, y en este aspecto la luz representa un elemento determinante. Lo saben bien las empresas del sector cerámico que están estudiando los gradientes de opacidad de las pinturas de acabado para que resulten más agradables para la vista y ofrezcan mayor control del reflejo luminoso. En el laboratorio del Politécnico de Milán, que superviso con el diseñador israelí Ron Arad, constatamos a diario que las nuevas generaciones de diseñadores prestan poca atención a la calidad de las superficies. A menudo, extreman y acentúan los colores disponibles en las paletas cromáticas de los programas que utilizan, pero pocos son capaces de utilizar las tonalidades, las granulometrías y las texturas con la sensibilidad necesaria.
Cuando importan materiales para usarlos en sus programas de software, nos damos cuenta de que no son conscientes de las escalas de proyecto. Con frecuencia utilizan texturas —por ejemplo, las de los productos cerámicos inspirados en la madera— aplicándolas a formatos micro o macro; esto genera una nueva interpretación de los materiales e, inadvertidamente, se abre a nuevos significados, nuevos lenguajes. Esta costumbre deriva directamente de la posibilidad de ampliar o reducir imágenes a la que están habituados con la pantalla táctil del móvil, una modalidad que también han transferido a la fase de diseño. Estas jóvenes generaciones viven en casas del s. XX, pero al mismo tiempo están continuamente sumergidos en espacios digitales. De la hibridación de estos dos imaginarios —el analógico y el digital— nacerán nuevas categorías de acabados.
Anna Barbara es arquitecta y profesora agregada de Interiorismo y Diseño Espacial en el Politécnico de Milán. Ha sido profesora visitante en la Academia de Arte y Diseño de la Universidad Tsinghua de Pekín (China), en la Universidad Kookmin de Seúl (Corea del Sur), la Universidad Hosei de Tokio (Japón) y en universidades de EE. UU., Francia, Tailandia, Brasil, Jordania, EAU, India, etc. En 2000 fue becaria de la Fundación Canon de Japón. Ha recibido el Premio Borromini y fue seleccionada por Archmarathon y ADI-Index 2019. Las relaciones entre los sentidos, el tiempo, los espacios y el diseño son los temas principales que desarrolla en la docencia y en sus obras profesionales, así como en conferencias, publicaciones y comisariados.
Ha diseñado proyectos sensoriales en ámbito internacional para Trinity, Pioneer, Panasonic, Ibiden, Honda, Fujitsu, Suruga, Lexus, Toyota, Ford, Exmovere, Jadeluck, International Robotics, Fissan, Lancôme, Symrise, Guerlain, Condé Nast, Cleaf, Venini, AAD en Abu Dabi, Acell, Natura, Vantone, Vats, etc., en China, Japón, EE. UU., Europa, R. U., EAU, como fundadora de Senselab.
Autora de Storie di Architettura attraverso i sensi (Bruno Mondadori, 2000), Invisible Architectures. Experiencing places through the senses of smell (Skira, 2006) y Sensi, tempo e architettura (Postmedia Books, 2012), Sensefulness, new paradigms for Spatial Design (Postmedia Books, 2019) y muchas otras publicaciones. En 2021 lanzará, junto con POLI.design, el primer curso internacional de diseño espacial olfativo.