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El color apetece!
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El COLOR es el instrumento más entusiasmante con el que contamos para darle personalidad y gusto a nuestro hogar, porque transmite con inmediatez la atmósfera y el estilo de un espacio.
El COLOR es el instrumento más entusiasmante con el que contamos para darle personalidad y gusto a nuestro hogar, porque transmite con inmediatez la atmósfera y el estilo de un espacio. Una habitación se nos podrá antojar suntuosa, confortable, acogedora, fresca, espaciosa o íntima según las tonalidades cromáticas con que la vistamos. El uso del color lleva implícitos aspectos ligados a terrenos tan diversos como el de la psicología y el de la historia de la cultura, y desempeña un papel muy significativo, incluso determinante, en el proceso de elaboración de todo proyecto de interiorismo.
En primer lugar hay que distinguir el COLOR PROPIO (del material) del COLOR APLICADO (sobre una superficie): cada interior tiene que concebirse y proyectarse tomando en consideración los aspectos cromáticos de los acabados (pavimentos), de los elementos decorativos y de los tonos de color que decidamos dar a las paredes de una habitación. Materiales como la madera, el mármol, la piedra y el tejido tienen colores propios tan fuertes, que su tonalidad ha de influir necesariamente en la calidad de la luz, tanto natural como artificial.
Es muy importante tener en cuenta que el color, por su propia naturaleza, es extraordinariamente inestable: varía en función del acabado superficial del material (que puede ser brillante, mate o satinado), de los cambios de la luz ambiental (cielo despejado o nublado, hora del día) y de la cercanía de otros colores. Debe tenerse siempre muy presente que la naturaleza de los colores de un lugar no se ve determinada de forma absoluta, sino que es fruto de la relación que se establece entre los diferentes tintes. De todos modos no hay que asustarse por ello: corregir un color cuya tonalidad hayamos elegido mal, sobre todo al pintar, es una operación sencilla y no demasiado cara. Tendremos que ser mucho más ponderados, en cambio, a la hora de elegir los acabados que vayamos a colocar en nuestro hogar al hacer reformas, ¡porque cambiarlos nos va a resultar mucho más difícil y caro!
Al pintar los interiores de una vivienda, las combinaciones de colores cálidos, como también las de tintes fríos, resultan mucho más logradas si se introducen tonos bien definidos y en contraste, pues de este modo nuestros interiores van a verse animados por una mayor vitalidad. Cuando combinemos dos colores, la intensidad y las proporciones de cada uno determinarán cuál va a ser el dominante. Las soluciones monocromáticas, en cambio, recurren a un solo color, si bien con valores e intensidades variables; para darle una mayor viveza al resultado habrá que aplicar una cierta variedad tonal y jugar mucho con los contrastes matéricos. El grupo de los colores neutros, como el negro, el blanco y el gris, es muy importante. Los más empleados comprenden una amplia gama de gradaciones, desde los fríos grises, piedra y mármol hasta los cálidos miel, paja y camello, con tonalidades que van del blanco, el crema y el ocre al gris topo, el carbón y el chocolate. Un consejo: recréate con los colores solo cuando puedas combinarlos y darles realce con un determinado tipo de mobiliario.
Para aquellos que opten por rodearse con el color inmediatamente me viene a la mente Marazzi ColorUp (el nombre lo dice todo!), un revestimiento de formato grande y espesor reducido con colores y superficies brillantes para ambientes con mucha luz que provocan alegria de vivir. Si, por el contrario, tienes muebles antiguos de corte clásico, sírvete de colores neutros para así poner de relieve los preciados detalles de la “pieza de valor artístico”. Entre las colecciones Marazzi, por ejemplo, se puede encontrar SistemN, el gres porcelánico de formato grande dedicado a todos los colores neutros, apto pare suelos y paredes capaz de crear superficies refinadas y atemporal.